LA DICTADURA DE ASAMBLEA
La semana pasada con la aprobación de una ley en el Congreso de la República que establece el voto universal y ponderado para elegir rectores y decanos se podría haber dado, de no mediar el veto presidencial, un primer paso para terminar con el asambleísmo en las universidades nacionales.
Contra lo que comúnmente se cree, buena parte de las universidades nacionales han sido gobernadas no por una mayoría democrática de profesores y estudiantes que decidían mediante elecciones, sino por el arreglo bajo la mesa entre diferentes minorías para repartirse la pobreza universitaria. Y en caso de que tal arreglo no pudiera concretarse, por el control de la minoría con mejor capacidad de movilización para imponer, por las buenas o por las malas, su criterio al conjunto. Este fenómeno en la ciencia política se llama “dictadura de asamblea”. La careta democrática del sistema no le quita su esencia autoritaria: decide la arbitrariedad del más fuerte por la vía de los hechos. Los resultados están sobre la mesa: es el gobierno de la mediocridad, el radicalismo y la corrupción.
La ley aprobada reduce drásticamente el tamaño de los organismos colegiados, asamblea y consejos, para darles mayor agilidad de funcionamiento. Saca a los decanos de la Asamblea Universitaria y reduce su número en el Consejo Universitario, para evitar que con su poder feudalicen la universidad. Pero, lo más importante, retira de la Asamblea Universitaria y del Consejo de Facultad la elección de rector, vicerrectores y decanos, con lo cual libra a estos organismos de la potestad más perniciosa que tenían, fuente de la mayor cantidad de componendas y corruptelas en su seno, para dársela, directamente, a la comunidad universitaria.
Lo hace, además, manteniendo la proporción de dos tercios de profesores y un tercio de estudiantes, en los organismos señalados y en la elección misma. Es cierto, el sufragio universal y ponderado no es un sistema perfecto, pero tenemos la esperanza de que la luz pública sea más propicia que las sombras para darnos mejores autoridades.
En este contexto, la protesta de la ANR no nos sorprende. Muchos de los rectores que la conforman han sido producto de este criticado sistema asambleístico que ha colocado, entre otras causas, a la universidad peruana en la postración en la que está. Siempre, por supuesto, hay excepciones. Pero, como dicen, “una golondrina no hace el verano”. (Por Nicolás Lynch)
OPINIÓN DE LA FEDERACIÓN DE ESTUDIANTES DEL PERÚ
La Federación de Estudiantes del Perú (FEP) apoya la Ley que Democratiza las Elecciones de Autoridades de la Universidad Peruana, pues considera que es un paso importante que permitirá democratizar a las universidades y terminar con las argollas, corrupción y entrampamientos para elegir a sus autoridades.
No obstante, Allin Monteza Ríos, presidente de la FEP, dijo que la norma debe ser acompañada con la aprobación de una Nueva Ley Universitaria, en la cual además del voto universal para elegir y revocar autoridades se contemple el derecho a tacha, la cátedra libre y paralela, consagre la vigencia de la universidad pública, la gratuidad de la enseñanza y los derechos fundamentales de los actores universitarios.
En tal sentido, el dirigente estudiantil aclaró que el paro convocado para este 15 de julio no es en contra de la “ley de democratización”, sino en defensa de la universidad pública, por mayor presupuesto, por la vigencia irrestricta de la gratuidad de la enseñanza, en defensa de la autonomía universitaria y deslinde con las actitudes provocadoras del senderismo, entre otras demandas.
La semana pasada con la aprobación de una ley en el Congreso de la República que establece el voto universal y ponderado para elegir rectores y decanos se podría haber dado, de no mediar el veto presidencial, un primer paso para terminar con el asambleísmo en las universidades nacionales.
Contra lo que comúnmente se cree, buena parte de las universidades nacionales han sido gobernadas no por una mayoría democrática de profesores y estudiantes que decidían mediante elecciones, sino por el arreglo bajo la mesa entre diferentes minorías para repartirse la pobreza universitaria. Y en caso de que tal arreglo no pudiera concretarse, por el control de la minoría con mejor capacidad de movilización para imponer, por las buenas o por las malas, su criterio al conjunto. Este fenómeno en la ciencia política se llama “dictadura de asamblea”. La careta democrática del sistema no le quita su esencia autoritaria: decide la arbitrariedad del más fuerte por la vía de los hechos. Los resultados están sobre la mesa: es el gobierno de la mediocridad, el radicalismo y la corrupción.
La ley aprobada reduce drásticamente el tamaño de los organismos colegiados, asamblea y consejos, para darles mayor agilidad de funcionamiento. Saca a los decanos de la Asamblea Universitaria y reduce su número en el Consejo Universitario, para evitar que con su poder feudalicen la universidad. Pero, lo más importante, retira de la Asamblea Universitaria y del Consejo de Facultad la elección de rector, vicerrectores y decanos, con lo cual libra a estos organismos de la potestad más perniciosa que tenían, fuente de la mayor cantidad de componendas y corruptelas en su seno, para dársela, directamente, a la comunidad universitaria.
Lo hace, además, manteniendo la proporción de dos tercios de profesores y un tercio de estudiantes, en los organismos señalados y en la elección misma. Es cierto, el sufragio universal y ponderado no es un sistema perfecto, pero tenemos la esperanza de que la luz pública sea más propicia que las sombras para darnos mejores autoridades.
En este contexto, la protesta de la ANR no nos sorprende. Muchos de los rectores que la conforman han sido producto de este criticado sistema asambleístico que ha colocado, entre otras causas, a la universidad peruana en la postración en la que está. Siempre, por supuesto, hay excepciones. Pero, como dicen, “una golondrina no hace el verano”. (Por Nicolás Lynch)
OPINIÓN DE LA FEDERACIÓN DE ESTUDIANTES DEL PERÚ
La Federación de Estudiantes del Perú (FEP) apoya la Ley que Democratiza las Elecciones de Autoridades de la Universidad Peruana, pues considera que es un paso importante que permitirá democratizar a las universidades y terminar con las argollas, corrupción y entrampamientos para elegir a sus autoridades.
No obstante, Allin Monteza Ríos, presidente de la FEP, dijo que la norma debe ser acompañada con la aprobación de una Nueva Ley Universitaria, en la cual además del voto universal para elegir y revocar autoridades se contemple el derecho a tacha, la cátedra libre y paralela, consagre la vigencia de la universidad pública, la gratuidad de la enseñanza y los derechos fundamentales de los actores universitarios.
En tal sentido, el dirigente estudiantil aclaró que el paro convocado para este 15 de julio no es en contra de la “ley de democratización”, sino en defensa de la universidad pública, por mayor presupuesto, por la vigencia irrestricta de la gratuidad de la enseñanza, en defensa de la autonomía universitaria y deslinde con las actitudes provocadoras del senderismo, entre otras demandas.
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