ROBERTO
PALACIOS EL ADIOS A
UNA CARRERA DE TITULOS ….CHORRIGOLAZOS.
Todos lo gritaban
esa noche. Su nombre era el más coreado, pero él ya tenía un pie afuera. En
medio de la algarabía infinita que se vivía en el club de La Florida por el
tricampeonato de 1996, los hinchas celestes pedían con euforia su permanencia.
“¡El ‘Chorri’ no se va!” era el cántico en el recinto del Sporting Cristal.
Considerado por
tres años consecutivos el mejor jugador del torneo local, Roberto Palacios tenía la mente puesta en México, primer país
extranjero que vería en vivo al volante, pero su corazón, a pesar de los años,
jamás se apartaría del Rímac.
Los fanáticos
cerveceros viven hoy la tercera y definitiva partida de su figura más querida y
habilidosa de los últimos años. Se van sus ‘chorrigolazos’, su picardía y carisma. Se
despide convertido en ídolo, dejando detrás de sí una carrera para no olvidar.

De la mano de
Oblitas, Cristal había llegado hasta cuartos de final de la Copa Conmebol
y debía enfrentar al poderoso Sao Paulo, que había disputado la Copa
Intercontinental los dos años anteriores. En Lima habían empatado 0-0, pero el
volante había intentado de todo. Ya en Brasil se sacó la espina: desde casi 30
metros remató al arco y batió nada menos que a Rogeiro, el portero más goleador
del mundo. Parecía una victoria épica, pero la ilusión murió con tres goles de
Juninho. El cuadro celeste cayó, pero la actuación del peruano no se olvida.
SALUD X 3: EL
TRICAMPEONATO
Entre ese mismo año y 1996, Palacios vivió una historia de ensueño. Cristal
gustaganaba y goleaba a cuanto rival se le cruce. Marcó 17, 10 y 8 tantos,
respectivamente, además de 22 anotaciones en competencias internacionales. No
era para menos: había llegado a octavos y cuartos de final en la Copa Libertadores.
Entonces salió tricampeón y, por si fuera poco, fue elegido el mejor jugador en
cada uno de esos tres años. La fanaticada de La Florida ya estaba en su
bolsillo.
UN PERUANO
INTERCONTINENTAL
El ‘Chorri’ ya jugaba en el Puebla de México y su entonces ex equipo Cristal
caía 0-1 enBelo Horizonte ante Cruzeiro por la final de la Copa
Libertadores de América 1997. Seguramente había soñado con disputar esa
definición, y aunque se quedaría con las ganas, un golpe de suerte –mejor
dicho, de buen juego- lo puso sobre el gramado de un partido aún más importante
que ese. Así fue que ese mismo año vestía la camiseta azul del verdugo celeste
contra el Borussia Dortmund por la Copa Continental. Perdió, pero dejó
una buena impresión. Un zurdazo suyo desde el borde del área, luego de un
rebote tras un centro, estuvo cerca de cambiar la historia. El guardameta logró
salvarla casi con las uñas.
”TE AMO PERÚ”
A la par que destacaba en sus clubes, Roberto defendía como pocos la
blanquirroja. El sueño era el Mundial Francia 98. Hacía 15 años que no
lográbamos clasificar y esta vez parecía ser la vencida. ¿Por qué la afición sí
creía? Entre otras razones, por Palacios. Basta mencionar tres partidos:
contra Ecuador, tanto en Lima como en Quito, y contra Uruguay en nuestra
capital. Primero desde 35 metros, después 20 y también cerca de los 30. Los ‘chorrigolazos’ ilusionaban y arrancaban
emociones en las graderías y detrás de las pantallas. No se logró la
clasificación, pero su virtuosa pierna derecha nos daría otras alegrías, entre
ellas en el 2000, frente a Paraguay, al inicio de las Eliminatorias para
Corea-Japón 2002. Su víctima: Chilavert. Ese bombazo con perfecta
puntería hacia el vértice derecho del arco guaraní fue festejado de una manera
imborrable: “Te amo, Perú”, decía el polo que llevaba debajo de su camiseta. No
tenía que demostrar nada más.
UN CAMPEÓN
INTERNACIONAL
Tras su paso por diferentes clubes de México, Brasil, nuevamente Perú, otra vez
México y Colombia, el volante llegó el 2005 a la Liga de Quito (LDU).
Marcó 23 goles en dos años y salió campeón. En la Libertadores llegó a octavos
y cuartos de final, respectivamente. Recordó viejos tiempos con Juan Carlos
Oblitas como director técnico y, más allá de una descomunal bronca en plena
cancha para el olvido, Palacios dejó huella.Hoy, a sus 39 años
y con 2 décadas de carrera futbolística, el ‘Chorri’ le dijo adiós al fútbol
profesional. Ya piensa en estudiar para ser DT, sueña dirigir al
Sporting Cristal de sus amores y sacarlo campeón. Hoy en el Rímac gritan
nuevamente “¡Chorri no se va!”, pero él ya tomó una decisión. Su juego se
extrañará en cualquier estadio, pero sus ‘chorrigolazos’ solo se trasladarán a
otras canchas.
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