viernes, 27 de abril de 2012

EL CEREBRO DE LOS QUISPE PALOMINO
El cerebro de los Quispe Palomino se infiltró durante varios meses en las fuerzas de seguridad. Hoy tiene en jaque al Estado.
Los hermanos Quispe Palomino operan en el VRAE y sus alrededores con columnas móviles de unas 20 personas. Como boas que reptan en la selva, aprendieron a clavar los colmillos y retirarse, imposiblemente escurridizos.
En ese esquema de emboscadas sorpresa y derribo de helicópteros, dependen poderosamente de una intrincada red de informantes entre los pobladores, financiada con los billetes del narcotráfico.
Es un oscuro arte el de la infiltración. Bien lo sabe ‘Raúl’. Aunque su hermano ‘Gabriel’ sea el que más atención mediática ha recibido después del secuestro de contratistas de Camisea y su insólita conferencia de prensa (CARETAS 2228), sobre los hombros del otro descansa en buena medida la persistencia del negocio.
‘Raúl’ fue un infiltrado que llegó al corazón de las fuerzas de seguridad y se quedó allí durante varios meses. Su sangre era tan fría que le alcanzó para rasgar la guitarra con ellos. Les entregó la cabeza de su jefe para hacerles creer que era su informante estrella. Con su traición se libró de su enemigo. Y luego de morder se volvió a hundir en la espesura de la selva.
‘Raúl’ fue detenido en una casa de Pailán, en Huancayo, que estaba siendo vigilada por la Dirección Contra el Terrorismo (Dircote) y el Servicio de Inteligencia Nacional (SIN), el 27 de junio de 1999.
El general EP (r) Eduardo Fournier, en su libro “Feliciano: captura de un Senderista Rojo”, sostiene que era el cuarto en la línea de comando de la organización de ‘Feliciano’ y que había llegado a ese inmueble para comunicarse por radio con él.
“Raúl no tenía dientes en la mandíbula superior”, recuerda Fournier. “Cuando hablaba se le notaba los caninos a ambos lados, dejando un impresionante vacío que al hablar denotaba expresiones vampirescas”.
‘Raúl’ se convirtió en informante.
El 29 de junio de 1999, relata Fournier, entró por primera vez en contacto radial con ‘Feliciano’. El diálogo que se produjo habría sido el siguiente:
–Profesor, profesor… por esta Roma –dijo ‘Raúl’, aparentemente en clave.
–¿Por qué no llamaste carajo? ¿No tenías radio? –preguntó ‘Feliciano’.
“Es el ‘Cojo’”, exclamó ‘Raúl’, tapando con una mano la radio Yaesu. “Es él”.
‘Feliciano’ cayó el 14 de julio de 1999 en Huancayo y el SIN reconoció a ‘Raúl’ como su “informante estrella”. Así, el terrorista tuvo acceso total a las principales unidades de inteligencia de la Policía, las FF.AA y el SIN.
Vistió el uniforme del Ejército, se jaraneó con los generales del SIN y hasta jugó fulbito con militares y policías.
Nadie supo detectar al topo hasta que se produjo el desastre de Anapati.
DOBLE AGENTE
“Todos se dejaron seducir por ‘Raúl’”, reconoce un alto oficial de la Policía. “No hubo un buen análisis psicológico con él. Y al final engañó a todos”.
‘Raúl’ le hizo creer a Fournier y al SIN que podía lograr la rendición de su hermano ‘José’, del camarada ‘Alipio’ y de toda la facción terrorista del VRAE.
El SIN aceptó dejarlo ir a la selva de Satipo, en Junín. Informantes de la Policía sostienen que ‘Raúl’ llegó donde ‘José’ y le propuso emboscar a los militares. Su hermano aceptó, pese a la desconfianza inicial de ‘Alipio’ y dejó que ‘Raúl’ regrese a Las Palmas, en Chorrillos
El sábado 2 de setiembre, un helicóptero MI-17 del SIN, con 30 militares a bordo, partió rumbo a una zona del río Anapati, afluente del río Ene, en Satipo. Versiones militares indican que, desde el aire, los militares vieron a una numerosa columna formada y lista para entregarse, lo que habría significado un golazo.
Pero el terreno estaba minado y cuando el helicóptero tocó tierra se produjo una fuerte explosión. Cinco oficiales, entre ellos un coronel del Ejército, murieron en el acto, mientras Fournier y otros militares cayeron heridos en el río. En el helicóptero viajaba ‘Alcides’ y una senderista llamada ‘Angélica’. Ambos sobrevivieron al atentado, pero fueron ejecutados por traidores. ‘Raúl’ escapó y se llevó el armamento pesado del SIN. Su prontuario se prolonga hasta hoy, con bárbaros ataques como el de Tayacaja en Huancavelica, en 2008, donde perdieron la vida 12 soldados y dos civiles (CARETAS 2049) y Sinaycocha, Junín, al año siguiente, con el saldo de tres FAP y dos sargentos EP muertos. Los militares asesinados suman 90 en tres años.

No hay comentarios:

Publicar un comentario