MEDIOS Y MIEDOS
Si un medio quisiera convencerlo de que el gobierno de Alberto Fujimori y Vladimiro Montesinos fue más honesto que los posteriores, ¿usted lo creería?
De todo se escucha en estos días electorales, lo cual pone en duda la efectividad real de las campañas negativas y mentirosas en marcha en la prensa. Estas sí pueden mellar a un candidato, pero, si se usan en exceso y aplican con torpeza, pueden ser contraproducentes para sus propios objetivos.
Un medio puede optar por un candidato y recomendárselo a su audiencia. Pero, como recuerda Javier Darío Restrepo –colombiano experto en ética periodística–, “un periódico que sale con propaganda de un candidato solo sirve para envolver zapatos, no para hacer historia, y daña a la democracia”.
Cuando un medio de comunicación renuncia a la verdad –el valor supremo de un periodista– y se convierte en panfleto propagandístico de un postulante, malogra su propio prestigio y puede, también, hasta perjudicar a su candidato elegido.
Un medio puede desarrollar una cobertura equilibrada de una campaña sin perder la opción de defender a un candidato y criticar duramente a otro. Por ejemplo, como lo hace este diario con informes y denuncias sobre el pasado del fujimorismo y los riesgos del eventual gobierno de su candidata. O, también, como lo está haciendo Caretas durante la segunda vuelta, tomando distancia del error lamentable que tuvo en la primera.
Otra cosa distinta es una cobertura alejada de la verdad, presentando encuestas con engaño y mintiendo con descaro, como hoy hacen algunos medios tanto a favor de Ollanta Humala como de Keiko Fujimori, aunque es obvio el desequilibrio para esta última lo cual parece ser, además, parte de planes –Sábana, Cadete– coordinados entre los medios de esta línea.
La cobertura desequilibrada, mentirosa y como propaganda de un candidato requiere el respaldo indecente del propietario del medio y necesita la complicidad de la redacción periodística, aunque en algunos casos se están registrando tensiones debido a apuestas tercas por el profesionalismo y la ética, como lo recordó esta semana Josefina Townsend en Canal N.
Lo absurdo de los intentos de volver a un medio en panfleto de un candidato es que, cuando se pasan de revoluciones, se exceden, y se aplican con brutalidad y torpeza, como está ocurriendo en este momento a favor de Keiko Fujimori, es que la acaban perjudicando, sencillamente porque parten del supuesto errado de que la gente es tonta.
En el extremo del descaro reciente está el esfuerzo de algunos medios para ‘demostrar’ que el gobierno de Fujimori y Montesinos fue menos corrupto que los posteriores. Solo falta que, al estilo inaugurado por Jorge Trelles, ahora digan que ‘nosotros robamos menos’
Si un medio quisiera convencerlo de que el gobierno de Alberto Fujimori y Vladimiro Montesinos fue más honesto que los posteriores, ¿usted lo creería?
De todo se escucha en estos días electorales, lo cual pone en duda la efectividad real de las campañas negativas y mentirosas en marcha en la prensa. Estas sí pueden mellar a un candidato, pero, si se usan en exceso y aplican con torpeza, pueden ser contraproducentes para sus propios objetivos.
Un medio puede optar por un candidato y recomendárselo a su audiencia. Pero, como recuerda Javier Darío Restrepo –colombiano experto en ética periodística–, “un periódico que sale con propaganda de un candidato solo sirve para envolver zapatos, no para hacer historia, y daña a la democracia”.
Cuando un medio de comunicación renuncia a la verdad –el valor supremo de un periodista– y se convierte en panfleto propagandístico de un postulante, malogra su propio prestigio y puede, también, hasta perjudicar a su candidato elegido.
Un medio puede desarrollar una cobertura equilibrada de una campaña sin perder la opción de defender a un candidato y criticar duramente a otro. Por ejemplo, como lo hace este diario con informes y denuncias sobre el pasado del fujimorismo y los riesgos del eventual gobierno de su candidata. O, también, como lo está haciendo Caretas durante la segunda vuelta, tomando distancia del error lamentable que tuvo en la primera.
Otra cosa distinta es una cobertura alejada de la verdad, presentando encuestas con engaño y mintiendo con descaro, como hoy hacen algunos medios tanto a favor de Ollanta Humala como de Keiko Fujimori, aunque es obvio el desequilibrio para esta última lo cual parece ser, además, parte de planes –Sábana, Cadete– coordinados entre los medios de esta línea.
La cobertura desequilibrada, mentirosa y como propaganda de un candidato requiere el respaldo indecente del propietario del medio y necesita la complicidad de la redacción periodística, aunque en algunos casos se están registrando tensiones debido a apuestas tercas por el profesionalismo y la ética, como lo recordó esta semana Josefina Townsend en Canal N.
Lo absurdo de los intentos de volver a un medio en panfleto de un candidato es que, cuando se pasan de revoluciones, se exceden, y se aplican con brutalidad y torpeza, como está ocurriendo en este momento a favor de Keiko Fujimori, es que la acaban perjudicando, sencillamente porque parten del supuesto errado de que la gente es tonta.
En el extremo del descaro reciente está el esfuerzo de algunos medios para ‘demostrar’ que el gobierno de Fujimori y Montesinos fue menos corrupto que los posteriores. Solo falta que, al estilo inaugurado por Jorge Trelles, ahora digan que ‘nosotros robamos menos’
No hay comentarios:
Publicar un comentario