HALLAN CUATRO FARDOS FUNERARIOS DE NIÑOS INCAS EN PACHACÁMAC
Cuatro fardos funerarios de niños en perfecto estado de conservación, restos óseos de un adulto, perros momificados y diversas ofrendas, que corresponden al imperio inca y que datarían de los primeros años del siglo XV, fueron descubiertos por los arqueólogos del Santuario Histórico de Pachacámac.
El hallazgo los sorprendió cuando realizaban trabajos para poner en valor un tramo del circuito peatonal de peregrinaje que antiguamente conducía al área ceremonial del recinto.
“Estos contextos funerarios están ubicados al pie de la segunda muralla, una construcción de carácter simbólico porque es la zona que delimita el área monumental del templo, la zona más sagrada de Pachacámac”, contó Jesús Holguín, arqueólogo del Museo de Sitio de Pachacámac.
De acuerdo con los primeros análisis, los fardos hallados al pie de la segunda muralla son de tres infantes: un recién nacido, un niño de 1 año y otro de 2 o 3 años como máximo. Un cuarto fardo, también de un recién nacido, fue hallado en una zona más alejada.
“La forma en que fueron encontrados nos hace pensar que posiblemente tuvieron un valor especial para la sociedad, pero otra de las posibilidades es que hayan sido sacrificados”, dijo Holguín.
Una vez realizados los exámenes de ADN se sabrá realmente si murieron a causa de alguna enfermedad o si fueron entregados a manera de ofrenda. Junto a estos cuerpos, se hallaron algunos restos óseos de un adulto, vasijas y un retazo de tocapu o bordado decorativo.
En la zona de acceso a la pirámide 7 de Pachacámac, otro equipo de trabajo liderado por la arqueóloga Isabel Cornejo halló seis perros, tres de ellos momificados y el fardo funerario restante.
Este es el segundo hallazgo en nuestro país de entierro de perros. En la zona de El Algarrobal, Ilo (Moquegua), la doctora Sonia Guillén descubrió a, comienzos de la década del 90, decenas de entierros de perros en el contexto de la cultura Chiribaya, enclave Tiahuanaco en la costa, pero no como ofrenda.
En el caso de Pachacámac, Cornejo dijo: “Suponemos que eran ofrendas relacionadas con contextos funerarios, aunque no sabemos si estaban relacionadas con personajes importantes o con ciudadanos comunes. Debajo de uno de los perros se encontró el fardo de un recién nacido”.
La directora del Museo de Sitio de Pachacámac, Denise Pozzi-Escot, manifestó que no sería extraño pensar que los perros hayan sido sacrificados por los peregrinos antes de acceder a la zona sagrada del santuario.
El veterinario del Santuario Histórico de Pachacámac, Enrique Angulo, atribuyó el buen estado de conservación de los cuerpos a la sequedad del ambiente y al tipo de suelo.
PARA TENER EN CUENTA
Función
El Santuario de Pachacámac fue el centro ceremonial más importante de la costa central. Lo habitaron las culturas Lima, Wari, Ichma e Inca.
Cuatro fardos funerarios de niños en perfecto estado de conservación, restos óseos de un adulto, perros momificados y diversas ofrendas, que corresponden al imperio inca y que datarían de los primeros años del siglo XV, fueron descubiertos por los arqueólogos del Santuario Histórico de Pachacámac.
El hallazgo los sorprendió cuando realizaban trabajos para poner en valor un tramo del circuito peatonal de peregrinaje que antiguamente conducía al área ceremonial del recinto.
“Estos contextos funerarios están ubicados al pie de la segunda muralla, una construcción de carácter simbólico porque es la zona que delimita el área monumental del templo, la zona más sagrada de Pachacámac”, contó Jesús Holguín, arqueólogo del Museo de Sitio de Pachacámac.
De acuerdo con los primeros análisis, los fardos hallados al pie de la segunda muralla son de tres infantes: un recién nacido, un niño de 1 año y otro de 2 o 3 años como máximo. Un cuarto fardo, también de un recién nacido, fue hallado en una zona más alejada.
“La forma en que fueron encontrados nos hace pensar que posiblemente tuvieron un valor especial para la sociedad, pero otra de las posibilidades es que hayan sido sacrificados”, dijo Holguín.
Una vez realizados los exámenes de ADN se sabrá realmente si murieron a causa de alguna enfermedad o si fueron entregados a manera de ofrenda. Junto a estos cuerpos, se hallaron algunos restos óseos de un adulto, vasijas y un retazo de tocapu o bordado decorativo.
En la zona de acceso a la pirámide 7 de Pachacámac, otro equipo de trabajo liderado por la arqueóloga Isabel Cornejo halló seis perros, tres de ellos momificados y el fardo funerario restante.
Este es el segundo hallazgo en nuestro país de entierro de perros. En la zona de El Algarrobal, Ilo (Moquegua), la doctora Sonia Guillén descubrió a, comienzos de la década del 90, decenas de entierros de perros en el contexto de la cultura Chiribaya, enclave Tiahuanaco en la costa, pero no como ofrenda.
En el caso de Pachacámac, Cornejo dijo: “Suponemos que eran ofrendas relacionadas con contextos funerarios, aunque no sabemos si estaban relacionadas con personajes importantes o con ciudadanos comunes. Debajo de uno de los perros se encontró el fardo de un recién nacido”.
La directora del Museo de Sitio de Pachacámac, Denise Pozzi-Escot, manifestó que no sería extraño pensar que los perros hayan sido sacrificados por los peregrinos antes de acceder a la zona sagrada del santuario.
El veterinario del Santuario Histórico de Pachacámac, Enrique Angulo, atribuyó el buen estado de conservación de los cuerpos a la sequedad del ambiente y al tipo de suelo.
PARA TENER EN CUENTA
Función
El Santuario de Pachacámac fue el centro ceremonial más importante de la costa central. Lo habitaron las culturas Lima, Wari, Ichma e Inca.
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