ANP RINDE HOMENAJE A LA MADRE-PERIODISTA
La Asociación Nacional de Periodistas del Perú rinde fervoroso homenaje a quienes, día a día, como madres y como periodistas son ejemplo de amor a la vida, de fe por un futuro mejor, de esperanza por un mañana distinto y de constancia en la búsqueda diaria de una sociedad más digna y más justa.
La ANP se postra de hinojos ante el altar sagrado de la madre y en su oración permanente ruega que la luz del sol la mantenga eterna, cualquier sea la distancia donde se encuentre, sin diferencias de color de la piel, ni de credos, ni discriminaciones sociales. Al hacerlo renueva su juramento de encontrar para ella un lugar donde no sea objeto de agravios, ni de olvidos, ni de envidias, ni de rencores.
Nuestro gremio, germinado a lo largo del tiempo en sus luchas infatigables por hacer del periodismo el auténtico mensajero de la verdad, hace recuerdo de las madres de ayer y de hoy, a las de antes y a las de ahora. Continuadoras del paradigma de Micaela Bastidas, iniciadora, al lado de José Gabriel, de la gran revolución social y de rebeldía ante el sufrimiento de su pueblo, de Flora Tristán, que jamás negó su peruanidad e hizo de su prédica por los derechos de los trabajadores y de las mujeres, una confesión llena de convicciones, de Angela Ramos, Rosa Hernando y Magda Portal, militantes en las filas de la ANP y que abrieron camino reivindicador del talento, responsabilidad y entrega profesional de las periodistas en años dominados por el conservadurismo extremo.
El homenaje que les tributa la ANP trata de ser, por todo ello, un canto de esperanza para todas madres: hermana, esposa, hija, compañera, mujer en toda la dimensión de la alegría y del dolor, que no se envanece con el éxito, efímero en esta profesión de decir la verdad, que no se siente derrotada ante la prepotencia del intolerante, del poderoso, del autoritario, porque su sabiduría le dice que nada es infinito entre los humanos.
Al hacerle entrega de la esencia de sus sentimientos, la ANP tiene presente a todas las madres periodistas del Perú que, como nuestra desaparecida Isabel Chumpitaz, en Piura, ofrendan su vida, su integridad física, su libertad, por defender como comunicadoras los derechos de los más humildes y los intereses más elevados de la nación. Estamos seguros que ellas continuarán batallando con su palabra, con su verbo, con su nobleza digna de imitar, para que no se apague nunca el fuego sagrado del amor a la patria inmortal ni se avasallen los ideales de la profesión más digna: la del periodista.
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