jueves, 9 de diciembre de 2010

APRA Y GRUPO OPUS DEI CULTIVAN LAZOS POLITICOS EN LOS CUARTELES.

¿CON QUIENES ARMA EL GOLPE?
Alan García ha declarado que tiene un proyecto golpista para el caso de que Ollanta Humala gane la presidencia de la República en 2011. Eso indica que teme que ese triunfo ocurra. Ergo: lo cree posible.
Cabe preguntarse: ¿con quiénes ha tramado el cuartelazo? Varios ex jefes militares declaran en esta edición contra tan antidemocrático proyecto. Pero no es un secreto que tanto el APRA como el fascista grupo Opus Dei cultivan lazos políticos con los cuarteles.
En las cancillerías de América Latina circula una humorada: ¿Por qué en Estados Unidos no hay golpes militares? Respuesta: Porque en Washington no hay embajada estadounidense.
La broma tiene un fondo histórico. Se puede aseverar que durante casi dos siglos no ha habido cuartelazo latinoamericano que no haya sido inspirado, fomentado y financiado por el imperialismo norteamericano. Los sanguinarios Somoza, Trujillo, Batista, Duvalier fueron títeres aupados por los agentes políticos y militares del Tío Sam. En el caso de los golpes fascistas de Pinochet y Videla, esa autoría está oficialmente probada.
Conocido es el consejo de Henry Kissinger, Secretario de Estado de la Unión, cuando los golpistas argentinos le consultaron sobre planes de asesinatos y violación de derechos humanos: “¡Háganlo, pero háganlo rápido!”.
Se puede prever que en algún correo de la embajada de Estados Unidos en el Perú se encontrarán hilos de la conjura que García ha desvelado. Quizás por eso, cuando se anunciaron las revelaciones de Wikileaks sobre documentos diplomáticos estadounidenses, el jefe aprista se apresuró a desestimarlos.
Pero, retornemos a nuestros carneros, mejor dicho, a nuestros búfalos. La historia registra más de una conspiración militar conjugada con apoyo civil del APRA. En otras épocas, en los años 30 del siglo pasado, tales planes solían dirigirse contra dictaduras. En los años 40, la dirección del golpe cambió. En 1945, apenas instalado el gobierno democrático de Bustamante y Rivero, el aprismo armó una conjura fallida. El levantamiento de la Marina, en octubre de 1948, también tenía ese carácter antidemocrático, con cobertura revolucionaria.
En nuestros días, como lo señalan varios ex jefes militares peruanos, los cuartelazos no están de moda. Pero no hay que dormirse sobre los laureles. En los primeros años de este siglo hemos visto dos pronunciamientos cuartelarios: en 2002, el golpe contra Hugo Chávez, fracasado por voluntad del pueblo y de los soldados, y el que derrocó a Manuel Zelaya, de Honduras, en 2009. En ambos casos intervino la mano nada invisible del Pentágono. (Por César Lévano)

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