CUSCO: NIÑOS QUE ASALTARON A MANO ARMADA PODRÍAN PASAR TRES AÑOS DE RECLUSIÓN EN CASA HOGAR
El brillo de su mirada asustada y el rubor que el frío ha marcado en sus mejillas lo pintan como un niño tierno. Luce más pequeño de lo que debería ser a sus 10 años. En su rostro hay un puchero permanente. Pese a su figura inocente, el vivaz pequeño es capaz de asir un revólver cargado con seis balas y apuntarlo contra su víctima de ocasi
ón, mientras dispara con furia palabras de grueso calibre.
La noche del miércoles, él y su cómplice, de 13 años, fueron detenidos por la policía cuando asaltaban a la dueña de una bodega en el distrito de Santiago, en la periferia urbana del Cusco.
Dora Pari, de 60 años, recuerda que ingresaron a la tienda, justo cuando no había clientes. Vestían pantalones de escolar, incluso el más pequeño llevaba la chompa celeste de un colegio estatal del distrito de Pucyura, provincia de Anta.
Dora jamás habría desconfiado de sus rostros infantiles. Cuando el primero se acercó al mostrador a ella le pareció que iba a pedirle golosinas. Pero, tras sacar de su mochila un revólver calibre 38, le exigió dinero.
La policía, que los buscaba desde las 10 a.m. –ya a esa hora se había reportado otros incidentes con estos menores–, los atrapó in fraganti. Los niños pasaron la noche recluidos en la comisaría de mujeres del Cusco, sin que sus padres supiesen de su paradero.
ROBO AGRAVADO
“No podemos decir que fueron inducidos por adultos. Al parecer actuaron por influencia de la televisión”, opinó ayer el fiscal de Familia de Santiago, Ronny Gibaja, quien detalló que la infracción corresponde a robo agravado. Por ser menores de 14 años, la sanción no puede ser mayor a tres años de reclusión en una casa hogar. “Eso es lo que vamos a solicitar al Juzgado de Familia del Cusco”, refirió Gibaja.
Ayer por la mañana, Gibaja viajó a Pucyura, de donde provienen los menores. Solo hallaron a la madre y padrastro del menor de 13 años. Fue el padrastro quien aclaró que su arma había sido tomada por el menor, sin su autorización. Dijo que poseía un revólver por desempeñarse como guardián de una hacienda ganadera. La madre, Victoria Huillca, informó al fiscal que envió a su hijo con S/.10 al Cusco para que comprase libros escolares.
Los padres del más pequeño no fueron ubicados, pues viven en una comunidad campesina alejada. Ellos serán citados a la ciudad del Cusco.
“Este tipo de infracciones los cometen adolescentes a partir de 15 años”, dijo Gibaja, para quien la delincuencia juvenil se incrementa sostenidamente en el Cusco.
En tanto, el defensor del Pueblo en el Cusco, Silvio Campana, advirtió que un estudio entre escolares cusqueños arroja que para el 80% de ellos la violencia es algo normal, parte de su vida.
El brillo de su mirada asustada y el rubor que el frío ha marcado en sus mejillas lo pintan como un niño tierno. Luce más pequeño de lo que debería ser a sus 10 años. En su rostro hay un puchero permanente. Pese a su figura inocente, el vivaz pequeño es capaz de asir un revólver cargado con seis balas y apuntarlo contra su víctima de ocasi
ón, mientras dispara con furia palabras de grueso calibre.La noche del miércoles, él y su cómplice, de 13 años, fueron detenidos por la policía cuando asaltaban a la dueña de una bodega en el distrito de Santiago, en la periferia urbana del Cusco.
Dora Pari, de 60 años, recuerda que ingresaron a la tienda, justo cuando no había clientes. Vestían pantalones de escolar, incluso el más pequeño llevaba la chompa celeste de un colegio estatal del distrito de Pucyura, provincia de Anta.
Dora jamás habría desconfiado de sus rostros infantiles. Cuando el primero se acercó al mostrador a ella le pareció que iba a pedirle golosinas. Pero, tras sacar de su mochila un revólver calibre 38, le exigió dinero.
La policía, que los buscaba desde las 10 a.m. –ya a esa hora se había reportado otros incidentes con estos menores–, los atrapó in fraganti. Los niños pasaron la noche recluidos en la comisaría de mujeres del Cusco, sin que sus padres supiesen de su paradero.
ROBO AGRAVADO
“No podemos decir que fueron inducidos por adultos. Al parecer actuaron por influencia de la televisión”, opinó ayer el fiscal de Familia de Santiago, Ronny Gibaja, quien detalló que la infracción corresponde a robo agravado. Por ser menores de 14 años, la sanción no puede ser mayor a tres años de reclusión en una casa hogar. “Eso es lo que vamos a solicitar al Juzgado de Familia del Cusco”, refirió Gibaja.
Ayer por la mañana, Gibaja viajó a Pucyura, de donde provienen los menores. Solo hallaron a la madre y padrastro del menor de 13 años. Fue el padrastro quien aclaró que su arma había sido tomada por el menor, sin su autorización. Dijo que poseía un revólver por desempeñarse como guardián de una hacienda ganadera. La madre, Victoria Huillca, informó al fiscal que envió a su hijo con S/.10 al Cusco para que comprase libros escolares.
Los padres del más pequeño no fueron ubicados, pues viven en una comunidad campesina alejada. Ellos serán citados a la ciudad del Cusco.
“Este tipo de infracciones los cometen adolescentes a partir de 15 años”, dijo Gibaja, para quien la delincuencia juvenil se incrementa sostenidamente en el Cusco.
En tanto, el defensor del Pueblo en el Cusco, Silvio Campana, advirtió que un estudio entre escolares cusqueños arroja que para el 80% de ellos la violencia es algo normal, parte de su vida.
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