ROSA MARÍA PALACIOS FUERA DE CANAL 4 POR CASO BTR
García habría ordenado que no continúe el programa para que no identifique a actriz hija de alto funcionario petrolero del Estado, a la que habría mandado chuponear, lo que condujo al escándalo de los “petroaudios”.
LA PRIMERA víctima de la cadena de destapes del caso BTR parece haber sido la periodista y abogada Rosa María Palacios, cuyo programa “Prensa Libre” salió del aire ayer, tras conocerse que el hilo que condujo a la revelación del escándalo de los “petroaudios” fueron conversaciones grabadas del acoso del presidente García a la actriz Vanessa Saba, en las que se filtró información relacionada con el padre de la joven, Daniel Saba, presidente de Perupetro, la empresa pública que debía asignar las licitaciones petroleras y gasíferas.
Palacios está casada con el gerente legal de Petrotech, Alberto Varillas, señalado por diversos elementos del gobierno como el probable misterioso financiador de los chuponeos. Y en no pocas ocasiones usó su espacio en la pantalla para defender a Varillas de las acusaciones.
Fuentes cercanas a la periodista informaron que ayer se preparaba a valerse de las declaraciones de Ponce Feijóo y de los trascendidos de prensa para evidenciar el complot del APRA para trasladar la responsabilidad del espionaje telefónico a contratistas privados, cuando se trataba de una filtración de las propias operaciones de escucha y control del gobierno que salieron a la calle.
Los directivos de América Televisión encabezados por Luis Miró Quesada Valega y Martha Meir Miró Quesada habrían recibido la presión directa de Alan García para que el programa saliera del aire.
Miró Quesada Valega quiso explicar la extraña decisión como una opción de la empresa por el entretenimiento y el deporte. Argumentó que el contrato con la periodista se vence mañana.
Hasta el lunes, Palacios desarrolló su programa con informes y entrevistas con toda normalidad, pero ayer, en medio de las informaciones cruzadas sobre el caso BTR que confirmaban que García y Ponce se dividieron el trabajo para la campaña del 2006 (tu te ocupas del comandante y yo de la gorda), y que ponían en evidencia que el presidente hacía encargos de seguimiento, incluso para asuntos personales, para BTR.
Giro en investigación
Muchos se han preguntado por la permanencia de Daniel Saba en la presidencia de Perupetro tras la crisis de los petroaudios, pese a ser uno de los implicados principales. El motivo habría estado vinculado a la relación que lo unía a Alan García por el constante acoso que el presidente realizaba sobre su hija, la bella actriz Vanessa Saba.
En otras palabras, Saba no podía caer sin arrastrar a García. Por eso se fueron Gutiérrez, Del Castillo, Garrido Lecca y Valdivia, pero no el hombre que otorgó las concesiones.
Algo más, los nuevos datos están dando a entender que lo que realmente habían estado buscando el gobierno y la empresa Discover de Noruega, representada por Rómulo León y Alberto Químper, era no solo quedarse con un buen número de concesiones de lotes en la costa y en la selva, sino lograr el retiro de la norteamericana Petrotech, para transferir sus campos a los recién llegados.
De esta manera se hace claro el motivo por el cual el gobierno estableció de pronto que el problema no era lo que conversaban León, Químper, Canaán, en los audios grabados, sino la intención de alguien que supuestamente había pagado a los chuponeadores para enterarse de secretos del gobierno.
La pregunta clave de García
Ahora ya se sabe quién era el gran chuponeador. El propio García, convertido en un Dios todopoderoso controlando con métodos de dictadura hasta a las mujeres que le interesaban.
Y que cuando se dio cuenta que había actuado como aprendiz de brujo, desatando fuerzas que escapaban a su manejo, armó todo el tinglado de la intervención de Hidalgo y los fiscales y jueces digitados, la desaparición y manipulación de pruebas, y el asilamiento y silenciamiento de los jefes de BTR. Pero al final todo se sabe.
Y como se comprueba, el manejo del caso significa también una amenaza para la libertad de prensa. Nuestra solidaridad con la periodista Palacios, con la que hemos tenido muchas diferencias, pero que en estos momentos es víctima de la arbitrariedad
García habría ordenado que no continúe el programa para que no identifique a actriz hija de alto funcionario petrolero del Estado, a la que habría mandado chuponear, lo que condujo al escándalo de los “petroaudios”.
LA PRIMERA víctima de la cadena de destapes del caso BTR parece haber sido la periodista y abogada Rosa María Palacios, cuyo programa “Prensa Libre” salió del aire ayer, tras conocerse que el hilo que condujo a la revelación del escándalo de los “petroaudios” fueron conversaciones grabadas del acoso del presidente García a la actriz Vanessa Saba, en las que se filtró información relacionada con el padre de la joven, Daniel Saba, presidente de Perupetro, la empresa pública que debía asignar las licitaciones petroleras y gasíferas.
Palacios está casada con el gerente legal de Petrotech, Alberto Varillas, señalado por diversos elementos del gobierno como el probable misterioso financiador de los chuponeos. Y en no pocas ocasiones usó su espacio en la pantalla para defender a Varillas de las acusaciones.
Fuentes cercanas a la periodista informaron que ayer se preparaba a valerse de las declaraciones de Ponce Feijóo y de los trascendidos de prensa para evidenciar el complot del APRA para trasladar la responsabilidad del espionaje telefónico a contratistas privados, cuando se trataba de una filtración de las propias operaciones de escucha y control del gobierno que salieron a la calle.
Los directivos de América Televisión encabezados por Luis Miró Quesada Valega y Martha Meir Miró Quesada habrían recibido la presión directa de Alan García para que el programa saliera del aire.
Miró Quesada Valega quiso explicar la extraña decisión como una opción de la empresa por el entretenimiento y el deporte. Argumentó que el contrato con la periodista se vence mañana.
Hasta el lunes, Palacios desarrolló su programa con informes y entrevistas con toda normalidad, pero ayer, en medio de las informaciones cruzadas sobre el caso BTR que confirmaban que García y Ponce se dividieron el trabajo para la campaña del 2006 (tu te ocupas del comandante y yo de la gorda), y que ponían en evidencia que el presidente hacía encargos de seguimiento, incluso para asuntos personales, para BTR.
Giro en investigación
Muchos se han preguntado por la permanencia de Daniel Saba en la presidencia de Perupetro tras la crisis de los petroaudios, pese a ser uno de los implicados principales. El motivo habría estado vinculado a la relación que lo unía a Alan García por el constante acoso que el presidente realizaba sobre su hija, la bella actriz Vanessa Saba.
En otras palabras, Saba no podía caer sin arrastrar a García. Por eso se fueron Gutiérrez, Del Castillo, Garrido Lecca y Valdivia, pero no el hombre que otorgó las concesiones.
Algo más, los nuevos datos están dando a entender que lo que realmente habían estado buscando el gobierno y la empresa Discover de Noruega, representada por Rómulo León y Alberto Químper, era no solo quedarse con un buen número de concesiones de lotes en la costa y en la selva, sino lograr el retiro de la norteamericana Petrotech, para transferir sus campos a los recién llegados.
De esta manera se hace claro el motivo por el cual el gobierno estableció de pronto que el problema no era lo que conversaban León, Químper, Canaán, en los audios grabados, sino la intención de alguien que supuestamente había pagado a los chuponeadores para enterarse de secretos del gobierno.
La pregunta clave de García
Ahora ya se sabe quién era el gran chuponeador. El propio García, convertido en un Dios todopoderoso controlando con métodos de dictadura hasta a las mujeres que le interesaban.
Y que cuando se dio cuenta que había actuado como aprendiz de brujo, desatando fuerzas que escapaban a su manejo, armó todo el tinglado de la intervención de Hidalgo y los fiscales y jueces digitados, la desaparición y manipulación de pruebas, y el asilamiento y silenciamiento de los jefes de BTR. Pero al final todo se sabe.
Y como se comprueba, el manejo del caso significa también una amenaza para la libertad de prensa. Nuestra solidaridad con la periodista Palacios, con la que hemos tenido muchas diferencias, pero que en estos momentos es víctima de la arbitrariedad
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