SOBRE HOMBRES Y RATAS
Estuve ayer en la Feria del Libro en la presentación de Fe de ratas. Historias de corrupción, de Raúl Wiener. El texto es una requisitoria cívica sobre un mal que en los últimos cinco años ha alcanzado los niveles más altos de la historia, y que corroe la economía, la moral y hasta la seguridad nacional.
El libro debiera ser lectura de políticos, congresistas electos, magistrados, maestros, periodistas y, en fin, de todos los que se interesan en los problemas de fondo del Perú.
En el capítulo “Los amigos de Alan García” aparece un personaje digno de atención en este país nuestro en que el narcotráfico mata y se enriquece. El texto pertinente es este:
“El 2 de junio del 2006, la revista ‘Semana’, editada en Bogotá, Colombia, publicó en primera página una foto en la que aparece un hombre alto, todavía relativamente joven con una sonrisa nerviosa y un pequeño papel entre las manos, al lado de otro más bajo, con una sonrisa más discreta y aplomada, en una toma evidentemente posada entre los dos. El tipo alto era el expresidente de una nación sudamericana que se encontraba exiliado en Colombia en el tiempo en que se tomó la fotografía (mediados de la década del 90) y el más bajo un empresario de gran fortuna, dueño de un complejo de 60 empresas que años más tarde serían calificadas como fachadas para el lavado de dinero del narcotráfico.
“El primero se llama Alan García Pérez y el segundo Óscar Fernando Cuevas Cepeda”.
Cuando LA PRIMERA publicó, en julio de 2010, la información, Javier Velásquez Quesquén, presidente del Consejo de Ministros contraatacó diciendo que Cueva no había financiado la campaña electoral del APRA. Nadie había formulado tal acusación.
Un episodio desentrañado es el de los petroaudios. Ahí se explica el nombramiento de Hernán Garrido Lecca como ministro de salud. Era parte del plan de Fortunato Canaán de construir hospitales. “Si fue para darle soporte (a Canaán), como parece, no habría manera de evitar la conclusión de que García era el operador de todas las decisiones”, escribe Wiener.
Entre los casos reconstruidos por Wiener figura la estafa contra la Caja Militar Policial, y el papel de Lourdes Flores en ese asunto.
Javier Diez Canseco y quien escribe fuimos comentaristas del texto. Señalé, en mi participación, que el libro de Wiener presenta una serie de casos y exhibe pruebas sobre un proceso de putrefacción que ha alcanzado proporciones de catástrofe ética.
Recordé que una investigación especial concluyó hace años que en el régimen de Alberto Fujimori y Vladimiro Montesinos la corrupción se había concentrado en la cúspide política y militar. En los últimos cinco años, precisé, la corrupción se ha generalizado. Roban hasta los funcionarios menores, pero las ratas mayores se llevan la parte del león. (César Lévano)
Estuve ayer en la Feria del Libro en la presentación de Fe de ratas. Historias de corrupción, de Raúl Wiener. El texto es una requisitoria cívica sobre un mal que en los últimos cinco años ha alcanzado los niveles más altos de la historia, y que corroe la economía, la moral y hasta la seguridad nacional.
El libro debiera ser lectura de políticos, congresistas electos, magistrados, maestros, periodistas y, en fin, de todos los que se interesan en los problemas de fondo del Perú.
En el capítulo “Los amigos de Alan García” aparece un personaje digno de atención en este país nuestro en que el narcotráfico mata y se enriquece. El texto pertinente es este:
“El 2 de junio del 2006, la revista ‘Semana’, editada en Bogotá, Colombia, publicó en primera página una foto en la que aparece un hombre alto, todavía relativamente joven con una sonrisa nerviosa y un pequeño papel entre las manos, al lado de otro más bajo, con una sonrisa más discreta y aplomada, en una toma evidentemente posada entre los dos. El tipo alto era el expresidente de una nación sudamericana que se encontraba exiliado en Colombia en el tiempo en que se tomó la fotografía (mediados de la década del 90) y el más bajo un empresario de gran fortuna, dueño de un complejo de 60 empresas que años más tarde serían calificadas como fachadas para el lavado de dinero del narcotráfico.
“El primero se llama Alan García Pérez y el segundo Óscar Fernando Cuevas Cepeda”.
Cuando LA PRIMERA publicó, en julio de 2010, la información, Javier Velásquez Quesquén, presidente del Consejo de Ministros contraatacó diciendo que Cueva no había financiado la campaña electoral del APRA. Nadie había formulado tal acusación.
Un episodio desentrañado es el de los petroaudios. Ahí se explica el nombramiento de Hernán Garrido Lecca como ministro de salud. Era parte del plan de Fortunato Canaán de construir hospitales. “Si fue para darle soporte (a Canaán), como parece, no habría manera de evitar la conclusión de que García era el operador de todas las decisiones”, escribe Wiener.
Entre los casos reconstruidos por Wiener figura la estafa contra la Caja Militar Policial, y el papel de Lourdes Flores en ese asunto.
Javier Diez Canseco y quien escribe fuimos comentaristas del texto. Señalé, en mi participación, que el libro de Wiener presenta una serie de casos y exhibe pruebas sobre un proceso de putrefacción que ha alcanzado proporciones de catástrofe ética.
Recordé que una investigación especial concluyó hace años que en el régimen de Alberto Fujimori y Vladimiro Montesinos la corrupción se había concentrado en la cúspide política y militar. En los últimos cinco años, precisé, la corrupción se ha generalizado. Roban hasta los funcionarios menores, pero las ratas mayores se llevan la parte del león. (César Lévano)
No hay comentarios:
Publicar un comentario