martes, 1 de octubre de 2013

223 AÑOS. EL 1ERO DE OCTUBRE 1790



MENSAJE  DE  LA ANP  EN  EL  DÍA DEL  PERIODISTA
La fecha es oportuna para hacer una pausa en la tarea diaria de acopiar información, interpretar y opinar sobre los hechos de interés público. Es, que duda cabe, una oportunidad no para glorificar sobre las grandezas de un trabajo eminentemente de servicio ciudadano, sino más bien para preguntarnos ¿cuál es el rol del periodista en la sociedad desde una perspectiva ética y social?
Como gremio que ha demostrado capacidad de propuesta en procura de un periodismo cada vez más respetable por la nobleza de su obra comunicacional diaria, este es el momento de ratificar que dicho rol debe cumplirse en consonancia con los anhelos de una ciudadanía, aun rezagada, que quiere abrir canales de representatividad en el procesamiento de demandas y en las instancias decisorias. Y eso es factible divulgando, con apego a la verdad, la presión social por democratizar realmente el sistema político y los vínculos con que el Estado asigna recursos a la sociedad, movilizando el veto activo de amplios contingentes de la sociedad civil para contener la corrupción, el clientelismo o la burocratización en las cúpulas con poder de decisión. Solamente así, transmitiendo éticamente lo que es cierto, el periodista puede contribuir al logro de un sustrato político adecuado al desarrollo con equidad.
Es evidente que el Perú está escribiendo una nueva historia y que nosotros los periodistas somos los portadores del mensaje de una nueva época. Esto en un siglo donde la información y el conocimiento se globalizan y, en consecuencia, la ciudadanía mayoritaria demanda nuevas políticas sociales y económicas, con un nuevo sentido común democrático que permita construir un Estado real de Ciudadanía.
La tarea, ya lo sabemos, por lo ocurrido con los periodistas que han ofrendado sus vidas, con quienes han sufrido prisión, agresiones físicas y persecuciones, con quienes afrontan querellas abusivas que pretenden amordazarlos, con quienes han sido despojados de su derecho al trabajo, no es facil. Pero por encima de esas vicisitudes, es menester tener el alma fuerte para no faltar al deber de la crítica ni aceptar, por asomo, la pretensión de alquilones que tratan de prostituir el sentido social de la palabra. Así como no se debe caer en la improbidad ni en la mala fe, tampoco hay que caer en esa repudiable prensa venal, cobarde y cortesana.
En Tarapoto recientemente y en anteriores congresos nacionales, de plena hermandad gremial se debatió al respecto. El mandato, en consecuencia está dado y en plena actualidad, en circunstancias en que los actores sociales afrontan una brecha entre expectativas y logros y cuando la expansión del consumo es muy marcado en las clases medias y cuando a eso, se suma una expectativa de ascenso intergeneracional, en medio de una situación contradictoria y conflictiva, por la incorporación de una herencia cultural de carácter individualista, donde la población se vuelca más al consumo que a la producción. Todo ello inducido por medios que más que hacer del periodismo un  servicio social, están interesados en la inversión con fines estrictamente rentables.
Por esas y otra razones de transcendencia para la dignidad de la persona humana, de la convivencia armoniosa y con justicia para todos, en este Día del Periodista, estamos en el deber de fortalecer la fuerza inteligente de la razón, tomar distancia de  las malas pasiones y perseverar en la divulgación del mensaje libre de ataduras políticas o económicas para derrotar a la mordaza de oro.
Saludamos en este día singular a los y las periodistas de todo el territorio nacional, sin discriminaciones ni marginaciones. A los miles de compañeras y compañeros de profesión el abrazo fraterno más cálido, no sin antes hacerles recordar que nuestro trabajo de informar con la verdad, es el alimento espiritual que demanda el alma colectiva de nuestro pueblo. Honremos el honor de ser periodistas y el orgullo de ser peruanos.

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