martes, 12 de junio de 2012

ALAN: EL HOMBRE CON PROPIEDADES.
Al expresidente Alan García no se le pueden negar dos propiedades: la capacidad de enriquecerse a costa del país, y el cinismo. En ese sentido continúa la estela de corrupción que tanto daño ha hecho al Perú, así en la paz como en la guerra. García encarna, además, la capacidad de robo que han demostrado los funcionarios apristas a lo largo y ancho de nuestra patria.
Simón Bolívar veía venir la podredumbre cuando, el 12 de enero de 1824, dictó el siguiente decreto dictatorial, que consta en el Archivo de la Nación:
“Aplicación de la pena capital a los funcionarios que hayan tomado dinero de los fondos públicos. Teniendo presente:
“1º. Que una de las principales causas de los desastres en que se ha visto envuelta la República, ha sido la escandalosa dilapidación de sus fondos, por algunos funcionarios que han intervenido en ellos;
“2º. Que el único medio de extirpar radicalmente este desorden, es dictar medidas fuertes y extraordinarias, he venido en decretar,
“DECRETO"
“Dado en el Palacio Dictatorial de Lima a 12 de enero de 1824, 4º de la República.
“Artículo 1º: Todo funcionario público, a quien se le convenciere en juicio sumario de haber malversado o tomado por sí de los fondos públicos de diez pesos arriba, queda sujeto a la pena capital.
“Artículo 2º: Los jueces a quienes, según la ley, compete este juicio, que en su caso no procedieren conforme a este decreto, serán condenados a la misma pena.
“Artículo 3º: Todo individuo puede acusar a los funcionarios públicos del delito que indica el artículo 1º.
“Artículo 4º: Se fijará este decreto en todas las oficinas de la República, y se tomará razón de él en todos los despachos que se libraren a los funcionarios que de cualquier modo intervengan en el manejo de los fondos públicos. Imprímase, publíquese y circúlese.”
“Simón Bolívar”
“Libertador Presidente”
No propongo que el Decreto se aplique ahora; pero estoy seguro de que millones de peruanos lo aprobarían.
Claro: aquella es una época diferente a la nuestra. Los corruptos de hoy no roban veinte pesos.
Se conoce cómo Alan García, con la complicidad de su ministro de Vivienda René Cornejo, vendió –a “precio de cortesía”, para usar la frase de Gracián- los terrenos del aeropuerto civil de Collique, y en contubernio con su ministro José Antonio Chang remató los terrenos del Ministerio de Educación con una “rebajita” de casi 50 millones de dólares.
Se acaba de revelar que en el Banco de Materiales el robo a escala nacional no solo hizo desaparecer deudas de funcionarios y militantes aprista, sino que también causó la pérdida de 2,640 millones de soles del Fondo Nacional de Vivienda (Fonavi) transferidos a ese domicilio de la corrupción.
En ese y cien casos más debería esclarecerse el papel del hombre que supo que a Palacio “la plata llega sola”. La plata mal habida. (César Lévano)

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