LA
CORRUPCIÓN ESTÁ SIENDO MANOSEADA
Qué tan prostituida está la palabra
“corrupción” en los medios?, ¿qué tan politizada se encuentra?, ¿por qué su uso
se condiciona y aplica tan solamente en el desprestigio de los demás,
especialmente de la competencia y de los que se resisten a alinearse a este
modo absurdo? ¿Qué estimula a un individuo sin moral a hablar de moral
diariamente a través de las redes sociales, la radio o la TV? ¿Qué pasa en las
mentes y los “estómagos” de estos personajes para que adopten esa postura
mesiánica, esa megalomanía y complejo de héroe mediático, atacando a unos para
resaltar a otros, si todos sabemos que la guerra sucia siempre es
contraproducente, sobre todo cuando la agresión es constante y despierta
sospecha por el exceso y la repetitividad con la que circula? ¿Será acaso la
falta de inteligencia, que, está más decirlo, es notoria en cada edición, en
cada post, en cada programa?
s tan fácil hoy en día encender la radio, la
TV o navegar en Internet y encontrar una realidad tan chocante como la
que describo: discursos antisociales, anarquistas y degradantes que culpan a la
clase política de todos los males existentes en la provincia, la región y el
país; escuchar ver o leer a tantos nuevos caudillos decir que no cesarán hasta
acabar con la corrupción; a tantos iletrados que sueñan con transformar a su
provincia, a su región y a su país en un lugar desarrollado, pacífico, con
limpieza moral y —sí, adivinaron—sin corrupción.
o más paradójico de esto, es que la mayoría
de críticos y usuarios del término “corrupción” son los que pretenden formar
parte de esa clase política que apesta, o son los que defienden a un grupo o
sector político-social, opuesto al oficialista, que anhela tomar el poder y
compartidlo con sus “incorruptibles”. Y, generalmente, los que más pregonan
honestidad son los que más carecen de ella, los que deben repetir a cada
instante que son honestos para creérselo ellos mismos y lograr convencer a los
demás.
Tal vez no sea así y todo se trate de un
problema de identidad o un conflicto existencial, un trauma que les hace
concentrarse en una persona o en un grupo de personas con quien puedan
descargar sus odios y resentimientos y sientan que puede haber alguien peor o
con más defectos que ellos mismos. O quizá me equivoque y sólo sea
impotencia, impotencia por tratar y no poder ser como a quienes agreden y
ofenden públicamente.
Tengo otra teoría. ¿Será que la moral ha
cambiado de acepción y ahora significa cualquier disparate improvisado y
divulgado por una de las tantas bestias que públicamente pregonan pureza y
aseguran reivindicar a la prensa local? ¿O será simplemente que el
pensamiento de estos individuos cacofónicos es el que asegura que “el único
brazo incorrupto que queda es el del manco”, y debido a esto se consideran
novedosas extremidades biónicas que funcionan de acuerdo a ciertos criterios,
condiciones u observaciones establecidos por ellos mismos?
No lo sé. Sólo sé que este tema me confunde
mucho más. (Primera Linea)
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